viernes, 27 de noviembre de 2009

El Pan en la Edad Media



Como se ha observado en otros períodos y regiones geográficas, el pan ha sido un alimento fundamental en la dieta, tanto para la supervivencia como para el desarrollo de diversas civilizaciones, y la edad media no es la excepción.

A lo largo de esta etapa histórica no se dieron grandes cambios o avances en cuanto a la panificación, la sociedad se basaba fundamentalmente en la agricultura, cada casa solía tener un huerto, lugar en el que cosechaban los productos de autoconsumo, los cuales podían ser hortalizas, frutos y cereales. Entre los principales granos para elaborar el pan se encontraban el centeno, la cebada, el alforfón, mijo, avena y el trigo, la forma más normal de cereal en Europa durante la edad media, y uno de los más nutritivos. El arroz era demasiado costoso como para emplearlo en la elaboración de dicho alimento. Además de los hogares comunes, los monasterios se convirtieron en los principales productores de pan, producto que consumían en gran abundancia, aunque era frecuente que cada Señor tuviese una panadería, que en realidad era un horno público. Las amas de casa llevaban la masa que habían preparado, al panadero, quien usaba el horno para cocerla. Con el tiempo, los panaderos empezaron a preparar sus propios productos.}

La diferencia de clases sociales se observaba en la alimentación, principalmente en el pan, por la utilización del trigo, ya que aunque ambos niveles económicos podían consumirlo, no tenía la misma calidad. Las clases altas consumían pan blanco hecho con harina de trigo refinada, mientras que los pobres tomaban las harinas menos finas, debido a lo cual su pan era negro y con mayor cantidad de salvado; que más que pan parecía un amasijo de cereales. Para ellos la vida era austera puesto que no contaban con una gran tecnología para arar los campos y sembrar los granos, además el rendimiento de la tierra era bajo y eran explotados por los sectores más poderosos, quienes se quedaban con la mayoría de la producción agrícola. Dicha situación abría la posibilidad de sufrir hambrunas, que a veces se acumulaban e involucraban dos o tres años de mal comer. En las cuales, ninguna de las dos clases podía contar con grandes lujos en cuanto al pan se refiere.

Como se puede observar, la disminución en el cultivo de cereales, situación muy común en Europa y que se debía a largos inviernos y a los húmedos veranos, propiciaba los períodos de escasez y por lo tanto de hambre, épocas en las que el pan se convertía en el alimento más apreciado, por lo que su producción y distribución estaba en manos del gobierno. Estas hambrunas eran inversamente proporcionales al estatus social, cuanto más alto fuera el nivel socio-económico menos hambre se sufría.

Debido a esta disminución de cultivos y alimentos, fue necesario buscar opciones de productos para elaborar por lo menos pan, alimento de fácil preparación y que se apreciaba por sus propiedades. Durante los momentos de escasez en las cosechas de cereal, se utilizaban, como sustitutos de todos los granos mencionados al principio, algunos frutos secos como las nueces, legumbres secas, helechos y una amplia variedad de elementos vegetales, productos que constituían una gran alternativa en la alimentación, ya que el pan, a pesar de esta situación, continuó siendo un elemento fundamental para la subsistencia.

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